Constancia, la clave para alcanzar lo que te propongas y 5 pasos para lograrlo
Por Rodrigo Vázquez Gutiérrez
Conseguirás más si haces poco, pero de manera constante; que haciendo mucho sólo de vez en cuando…
¿Recuerdas aquella época cuando eras adolescente en la que anhelabas tener un cuerpo atlético? Es probable que fueras al gimnasio un par de semanas e hicieras un gran esfuerzo invirtiendo varias horas del día en aras de alcanzar tu meta. También es probable que, con el paso de las semanas y en caso de no ver resultados “mágicos e inmediatos”, tu ánimo empezara a decaer hasta que finalmente desistías del propósito. No siempre ocurre así, pero es lo más común. Ahora piensa en otro momento, seguramente cuando eras mayor, en el que entendías que no sólo el hecho de ir muchas horas durante unas cuantas semanas sería suficiente para que consiguieras resultados asombrosos, sino que sabías que serían la firmeza y la perseverancia aquellas que finalmente te impulsarían a obtener los resultados que esperabas. Es decir que la constancia sería la clave para alcanzar tu propósito.
En el mundo vertiginoso en el que vivimos, con frecuencia queremos las cosas “para ayer”. Nos inquietamos al darnos cuenta de que ya leyeron nuestro mensaje, pero les toma más de 2 segundos responderlo. O nos ponemos ansiosos cuando tecleamos en la computadora, pero la página de internet tarda más de 1 segundo en cargarse. Es decir que hemos perdido la capacidad de ser pacientes, lo cual se traduce en que “tiremos la toalla” después de poco. En lugar de ser constantes entendiendo que las cosas toman su tiempo, si no vemos resultados tan rápido como quisiéramos nos damos fácilmente por vencidos. Reitero, no en todos los casos, pero sí en muchos más de los que nos gustaría.
Sin embargo, ser constante no es algo que necesariamente tendría que ser difícil de alcanzar. Darte cuenta de determinadas cosas, utilizar ciertas técnicas y apoyarte en algunas prácticas probadas, hará que transitar el camino sea más sencillo de lo que parece.
Aquí te propongo 5 pasos que te ayudarán a lograrlo:
1. En principio, es fundamental definir el objetivo claramente. No es lo mismo querer “leer más”, que decidir leer 5 páginas cada día. O “hacer más ejercicio”, que fijarse el objetivo de completar un triatlón. Tener claridad es de mayor trascendencia ya que saber exactamente qué es lo que quieres y tener la capacidad de “ver” lo que pretendes conseguir, te permitirá determinar las acciones a tomar a cada paso del camino. Dicen que no puedes llegar a ningún lado si no sabes con exactitud a dónde quieres ir, y esto aplica también a los objetivos.
2. Después debes tener claras las razones por las que lo deseas. Son aquellas las que te impulsan a lograr tu objetivo teniendo en mente lo que obtendrás y cómo te sentirás una vez que lo consigas. Simon Sinek lo explica claramente tanto en su aclamada Ted Talk “Cómo los grandes líderes inspiran la acción”, como en su libro “Empieza con el porqué”. Sinek considera que es esencial saber por qué haces lo que haces a partir de entender cuál es tu propósito. El tenerlo claro te servirá de guía a lo largo del camino, pero especialmente cuando las cosas se pongan difíciles. Y créeme, si es algo que vale la pena, las cosas se pondrán difíciles en algún momento.
3. Empezar fácil e incrementar poco a poco. Nada desmotiva más que pretender alcanzar una meta que en principio se percibe como excesivamente difícil o incluso imposible. Por ejemplo, escalar el Everest como Ricardo Torres Nava o cruzar a nado el Canal de la Mancha o el Estrecho de Tsugaru, como lo ha hecho Mariel Hawley. Y lógicamente es aún más complicado si no tienes mucha experiencia en ello. Si bien es importante buscar metas grandes, en un inicio y con el fin de mantenerte en el camino de ser constante, el fijar objetivos pequeños también te será de gran utilidad. En lugar de correr durante 60 minutos, empieza por 10. En vez de leer 50 páginas al día, inicia con 5. El beneficio de comenzar así es que, en los días en los que la motivación sea escasa, será más fácil seguir adelante además de que formarás la práctica de hacerlo.
4. Asociar un hábito actual como recordatorio para llevar a cabo la acción. Los hábitos más efectivos para ayudarte pueden ser algunos de los que ya forman parte de tu rutina diaria como bañarte, cepillarte los dientes, pasear al perro o ir al trabajo. Por ejemplo, al terminar tu café de la mañana, llamas a tus padres. Después de cepillarte los dientes, meditas 5 minutos. Cuando te trasladas al trabajo, escuchas un audiolibro. Hacerlo de esta manera evita que dejes para después lo que te propusiste ya que desde antes quedó establecido el momento preciso en el que debes tomar acción.
5. Busca compañía. Ser constante siempre es más fácil cuando estás rodeado de personas que te apoyan y tienen objetivos similares a los tuyos. Es más sencillo hacer ejercicio regularmente cuando sabes que te están esperando algunos amigos en el gimnasio; o leer un libro cuando lo vas comentando con otras personas a medida que avanzas y sabes que tienes la sesión del club de lectura a fin de mes.
Si bien estos pasos te serán de mucha utilidad en tu camino hacia la constancia, es primordial que consideres que será importante esforzarse, trabajar en tu fuerza de voluntad e invertir el tiempo que sea necesario para lograr tus objetivos.
Y date chance. Es probable que falles en algunas ocasiones. A todos nos pasa. El chiste es reanudar lo antes posible para hacer más fácil el retomar el camino. Algo que te puede ser de utilidad es llevar un registro del cumplimiento de tus objetivos. Por ejemplo, podrías ir marcando en un calendario los días en los que cumples con lo que te prepusiste. Te darás cuenta de que es realmente motivador ir acumulando “estrellitas” a medida que avanzas todos los días en aquellos objetivos que estás queriendo alcanzar.
Y ten siempre en mente que…
La gota perfora la roca no por su fuerza sino por su constancia.
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