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HISTÓRICOS PERO GRISES

Por fin se despejaron todas las incógnitas con respecto a la entrega 93 de los premios Oscar, la diferencia fue que en esta ocasión las interrogantes no solo estaban en quiénes serían los ganadores, sino en cómo fluiría la ceremonia más glamorosa del mundo del cine. Entre todas las sorpresas y decepciones de la noche, hubo cuatro puntos sobresalientes.



Chloe Zao - Telva.com

Aplausos de pie a los históricos.


Chloé Zhao se convirtió apenas en la segunda mujer en llevarse al Oscar a Mejor Dirección por Nomadland; Anthony Hopkins es el actor más longevo en ganar el premio de la Academia (tiene 83 años) por El padre; Yuh-Jung Youn es la primera actriz asiática en ganar un Oscar y Michelle Couttolenc, Carlos Cortés y Jaime Baksht son los primeros mexicanos en ganar el premio Mejor Sonido. Cada noche de Oscar se hace historia, pero pocas veces se juntan tantos logros tan trascendentales en una sola entrega.


Anthony Hopkins - El Padre

Salud, por los que merecían el Oscar.


Cada entrega de premios es una polémica. Definir quién fue el mejor en cada categoría es una tarea que nunca deja contentos a todos, pero este año hubo algunas decisiones de aplaudirse. Todo indicaba que Chadwick Boseman se llevaría el Oscar a Mejor Actor Principal por La madre del blues. Su actuación hubiera sido indiscutiblemente la mejor, pero lo que Anthony Hopkins ofreció en El padre es una proeza actoral que se ve una vez cada cinco años o más; Chloé Zhao no solo puede presumir ser la segunda mujer en ganar el Oscar a Mejor Dirección, también puede decir que se lo ganó a dos de los mejores directores de las últimas décadas: David Fincher y Thomas Vinterberg; fue una maravilla ver al mismo Vinterberg ganar el Oscar a Mejor Película Extranjera por La celebración. El director danés ha cimentado su carrera con un cine que señala los grandes problemas de la sociedad y los defectos humanos que la destruyen. Este fue el premio más merecido de la noche del Oscar junto con el de Mejor Película Animada, que se llevó Pixar por Soul, una obra entretenida pero mucho más arriesgada a lo que nos tenían acostumbrados.




El glamour pasó la prueba.


Con algunas excepciones, las estrellas de la noche lucieron como debían para la ocasión. Entre las más sobresalientes estuvieron Amanda Seyfried, con un llamativo Armani rojo; Regina King, quien dio inicio a la ceremonia vistiendo un Louis Vuitton azul claro elegantísimo; Maria Bakalova también lució un Louis Vuitton y joyas de Moussaieff; Carey Mulligan presumió un Valentino dorado y Zendaya robó miradas con un espectacular vestido amarillo con la espalda descubierta; lástima por la directora Chloé Zhao, que pareció que le avisaron cinco minutos antes que tenía que ir a la entrega de los Oscar. Por parte de los hombres, muchos salieron con el tradicional smoking negro, pero algunos hicieron a un lado la etiqueta que tanto pidió la Academia, como el músico que amenizó la entrega, Questlove, quien usó Crocs dorados para la ceremonia; Colman Domingo llegó enfundado en un traje Donatella Versace rosa mexicano y Leslie Odom Jr. vistió en un traje dorado como camisa del mismo color que lo hacía parecer un Oscar caminante; quienes mejor se veían fueron el director danés Thomas Vinterberg, con un smoking clásico con saco blanco, y el actor de origen coreano Steven Yeun, con un look clásico y pulcro, como debe ser en estas ceremonias.




La ceremonia no.


Qué trabajo tan difícil tuvo el equipo que se encargó de la ceremonia del Oscar. Para empezar, se tuvo realizar en dos sedes: el tradicional Dolby Theater y la estación de ferrocarriles Union Station, que fue decorada como un set de película antigua, pero decisiones, como grabar los musicales y ponerlos durante la alfombra roja y no durante la ceremonia, terminaron por hacer una entrega aburrida y desangelada. Además, la emotividad que provocaba ver un fragmento del trabajo de los nominados en las categorías de actuación o de mejor película se borró por completo al sustituir esas partes por discursos aburridos acerca de los nominados. Lo que acabó por derribar la entrega fue la ausencia de una banda en vivo, que si bien, se entiende que por esta ocasión no hubiera una, el talento de Questlove en la consola no fue suficiente para sostener a los Oscar.


El año pasado y lo que va de este ha sido el más complejo para la industria del cine, y eso se vio reflejado hasta en la misma entrega de premios, que además, no cumplió con la tarea de mandar un mensaje motivador a quienes siguen en sus casas. De todas formas, se dejó en claro una cosa: aún con una pandemia, hubo excelentes producciones que pusieron en alto el nombre del cine una vez más.


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