La historia detrás del jazz en México
¿Sabías que el jazz tiene más de 100 años de historia en México? Para conocer más de cómo ha sido la vida de este apasionante género musical en México, Roberto Bolado dirigió y produjo el documental Notas de una vida, que tardó 18 años en hacerlo. En esta entrevista nos cuenta cómo fue producirlo y qué le espera al jazz mexicano.
Por Alberto Rojas Eguiluz
Fotos Alonso Mejía
Entre los créditos que tiene Roberto Bolado como cineasta hay más de 80 películas y cortos como editor y otros 13 como director. Su más reciente proyecto es Notas de una vida, un documental acerca del jazz mexicano que le tomó 18 años hacer y que finalmente verá la luz. Filmarlo fue un calvario, tal como ha sido la historia de este género en México que, al igual que la película, sale adelante por una cuestión de pasión; como nos cuenta el mismo Roberto.
Antes que nada, ¿cuál es tu historia personal con el jazz?
Mi historia es bastante musical, porque mi papá nos ponía a escuchar toda clase de música, pero en particular nos ponía a Louis Armstrong y algunos otros por el estilo. Esos sonidos me llegaban más, también la música clásica y el rock, pero el jazz me dio mucha curiosidad. Fui creciendo y oí más rock, porque es lo que te atrapa y lo que más escuchan tus amigos, pero poco a poco fui descubriendo a los grandes jazzistas estadounidenses, del jazz mexicano tenía poca información. En la secundaria quise tocar el clarinete pero un maestro me dijo que no servía para la música.
¿Cómo diste con el jazz mexicano?
Al conocer el jazz estadounidense empecé a buscar jazz mexicano y lugares donde se tocara. Había poco, lo mismo pasaba con lo que se escribía acerca del tema, pero de pronto di con el libro de Alain Derbez (Jazz en México, datos para la historia), que traía un repertorio de jazzistas mexicanos. El libro decía que la historia era muy vasta, así que quise ver un documental acerca de ella, y me encontré que hay unos documentales, pero con información muy acotada y que se nota que los hicieron al vapor; así que me di cuenta que hacía falta una película que contara la historia del jazz en México.
¿Cómo empezaste a hacer este documental?
En 2005, después de haber hecho una investigación previa, platiqué con algunos amigos que les gustaba el género y les propuse hacer el documental conmigo muy en la onda del jazz, improvisando. Así empecé a contactar a jazzistas y comenzó esto. Era un proyecto ambicioso porque yo quería hacerlo en varios estados de la república, donde hubiera más escena jazzística, pero desgraciadamente nadie me apoyó. Así que lo tuve que hacer independiente en mis ratos libres, tenía que juntar lana y me ayudaban mis amigos, quienes me prestaban cosas como la cámara; así seguí por varios años, hasta ahora, que ya estoy listo para presentarlo.
¿A qué conclusiones llegaste con respecto al jazz en México?
Llegué a algunos puntos a los que sí creí que iba a llegar, pero me sorprendió mucho ver a la gran mayoría de los músicos que estaban activos en vivo, eso te abre el panorama y te dice que el jazz es maravilloso. Me iba sorprendiendo cada vez que iba avanzando porque, que me contaran de viva voz sus experiencias y los problemas a los que se iban enfrentando fue muy diferente. Veo hacia atrás y digo “qué bueno que se me ocurrió hacerlo a los treinta y tantos años”, porque si se me ocurriera hacerlo ahora sería imposible; porque de entrada ya se murieron 20 de los que salen en el documental. Creo que fue el ímpetu de la juventud lo que me llevó a lograrlo. Es tremendo a lo que te enfrentas, lo mismo que los jazzistas, a esa falta de interés y de apoyo.
¿Qué obstáculos tuviste para hacer el documental?
Me sorprendió que una historia que nos pertenece a todos los mexicanos no se conozca, de hecho los mismos jazzistas no conocen su historia. La gran mayoría piensan que el jazz en México empezó en los 50, no hay tantas grabaciones, como en Estados Unidos, pero existen. En mi cabeza yo decía que me tenían que apoyar, pero cuando fui al Archivo General de la Nación, me pusieron trabas, así pasó con la Fototeca de Pachuca y la Filmoteca de la UNAM, que acabaron vendiéndome el material que a las grandes producciones les regalan por conveniencia, pero como era independiente no me apoyaron. Pero al final fue gratificante porque todo lo que pensé que iba a suceder se concretó.
¿Por qué sobrevive el jazz en México?
De milagro, porque los músicos terminan haciendo otras cosas. Tocan con Juan Gabriel o con Emmanuelle, de ahí sacan la lana para sus productos independientes, otros tocan en varios lugares y así se mantienen, otros más hacen música para películas, todos le van buscando, y los lugares de jazz programan luego otras cosas que atrae a más gente. El Nuevo Orleans tenía días de bossa nova, el Zinco ya atrapó a cierto público, además se come bien ahí y por eso la gente paga una lana por ir, pero otros lugares han cerrado. Hay unos que sobreviven porque son apasionados, es la única manera, si yo no fuera un apasionado del jazz no hubiera logrado terminar este documental. Lo único que me hubiera detenido es que me hubiera muerto; si te gusta algo tienes que volverte un salmón, ir a contracorriente.
¿Hay alguna personalidad del jazz que te haya sorprendido más que otros?
Todos me sorprendieron, salvo algunos que eran muy raros y que no aparecen porque me amenazaron, de los que me sorprendieron bien, Los Dorado y Alain Derbez, por todo lo que tienen que contar, Diego Maroto, Iraida Noriega, me quedaría corto porque tendría que nombrar a todos los que aparecen. El que se volvió un gran amigo fue Hilario Sánchez. Cuando desapareció me pegó muy fuerte porque era un genio. Es muy triste que haya tenido que hacer un documental de él por eso (Hilario, músico extraviado, 2009), hasta la fecha no ha aparecido. Hilario, quien era un indígena y estaba orgulloso de serlo, era un genio, pero también era muy sencillo.
¿Hacia dónde se dirige el jazz?
Quisiera que tuviera otra perspectiva, pero lo veo complicado mientras las cosas no cambien en las radiodifusoras, tendrían que programar más jazz. La gente tendría que oír jazz desde pequeños, debería de haber un proyecto en las escuelas más encaminado a abrir los oídos y que los niños puedan tener un panorama más amplio. No estoy peleado con la música comercial, pero si solo la escuchas y de repente quieres oír algo más elaborado, cuesta trabajo, se necesita que haya público, pero si no tiene difusión nadie va a ir a oír jazz, y con eso, la probabilidad de que los músicos lo dejen o lo hagan menos, crece, de todas formas lo siguen haciendo. Para mí los jazzistas son unos guerreros, porque por más que vayan y toquen en otros lados, regresan al jazz, es lo que les apasiona. Le auguro larga vida porque es una música que va a seguir gustando, va a tener su nicho.
Invitación a la premier del documental, proyección en San Miguel de Allende
La fecha de la proyección de San Miguel de Allende es el 18 de julio a las 5:30 PM en el Teatro Santa Ana de la Biblioteca Pública de San Miguel de Allende seguido de cocktail y jazz en vivo en Casa Canal, Jardin Principal
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