Un Nuevo Comienzo Animado
Soco Aguilar regresa a producir cine animado después de una pausa con el corto Emptiness. La productora de La leyenda de la Nahuala nos habla de su último trabajo y de cómo fue que se enamoró del cine.
Por Alberto Rojas Eguiluz
Fotos Gustavo Granado y Pedro Felix.
Soco Aguilar describe el proceso de creación como una terapia maravillosa, “lo malo es que esta industria es muy cara para este tipo de terapias”, me dice entre risas, y vaya que sí sabe acerca de crear.
En su filmografía como productora hay películas animadas que hoy son clásicas del cine mexicano, como La leyenda de la Nahuala y Nikté, pero también filmes de acción en vivo, como All Inclusive, y después de una pausa que se extendió por poco más de 10 años, regresa con un corto de animación llamado Emptiness.
Este cortometraje es el vivo ejemplo de cómo lo que vemos en la vida cotidiana puede generar ideas que mueven las fibras más sensibles. En Emptiness, dirigido por Ricardo Varela Ramos (ex estudiante de Soco cuando ella daba clases en la Licenciatura de Animación Digital en el Tec de Monterrey), se ve un ave que está haciendo su nido para que sus tres crías vivan ahí, pero unas hormigas invaden el nido cuando la mamá no está y desaparecen los pajaritos. Cuando la mamá regresa los busca desesperadamente por todos lados. Una metáfora de las mujeres que hoy buscan a sus hijos entre los miles de desaparecidos que hay en México. Este es el punto de partida de nuestra plática con Soco, para quien Emptiness representa un nuevo comienzo.
¿Qué fue lo que dio origen a Emptiness?
Se cruzaron dos acontecimientos: una golondrina estaba haciendo nido en el patio de mi casa. Nunca me había puesto a ver el trabajo que hacen para construir un nido, van y vienen, y de repente ves el nido como un trabajo de arquitectura. Eso se me hizo fascinante. Salí de viaje y al regresar, los pajaritos habían muerto porque cayeron del nido. Me di cuenta que habían sido atacados por hormigas. Lo que me devastó fue ver a la mamá parada en el farol viendo hacia el nido, así pasó días y días. Me rompió el corazón porque como mamá la entendí. En esos días mis hijos sufrieron un robo en casa de su papá, fue un evento muy traumático. Yo daba gracias porque pudieron haber muerto, entonces me dije: tienes que hacer algo con esto para sacártelo del sistema. Todo eso me hizo pensar en los cientos de miles de mamás, quienes al igual que la golondrina, perdieron a sus hijos y no los han podido encontrar. Para ellas y los papás es este homenaje.
Hacer animación en todo el mundo es muy complejo, sobre todo en México, ¿por qué decidiste hacer este corto animado?
Me encanta el live action y creo que es más económico y fácil que la animación. Este corto fue animado por todos los factores que se conjugaron, esta historia no se hubiera podido contar en acción en vivo, para mí, el equipo de animadores que juntamos son unos héroes porque todo lo hicieron por amor al arte.
¿Cómo llegaste a la animación?
Por ahí me llevó la vida. Hace tiempo me invitaron a leer el guión de La Nahuala, hubo muchas cosas del guión que no me gustaron que podían ser mensajes equívocos. A Ricardo Arnaiz (director de la película) le parecieron bien mis opiniones desinteresadas y me invitó a producir. Mi trabajo siempre ha sido conseguir las cosas, todo lo imposible. La animación es mucho más costosa pero en ella hay unos artistas maravillosos.
¿Qué es lo más complicado de hacer películas animadas en México?
Como productora la animación es muy difícil porque tienes el gasto fijo de una nómina de 200 artistas mensualmente, esto es por dos o tres años. En la acción viva te puedes aventar la preproducción solo con las cabezas de departamento. La filmación es el gasto fuerte, y después va la postproducción, que dura un año, pero no le tienes que estar pagando a todo el mundo. Quiero dedicarme más a la acción viva, desde hace muchos años estoy trabajando en mi película, hicimos el guión en inglés y estamos tocando puertas en Estados Unidos para poderla hacer, pero se produciría en México.
¿Qué es lo que más te gusta del cine?
Escribir, crear personajes con su atmósfera, sus miedos, sus deseos. Me gusta que la historia pueda aportar aunque sea un granito de arena para que la humanidad sea mejor; hacer una historia que te conecte en lo emotivo y te haga salir inspirado. Todavía hay esperanza de hacer un mundo mejor, eso es lo que más me gusta. La producción como tal no sé si me encanta, creo que es un karma que estoy pagando porque es muy complicado (risas). Tienes que conseguir todo y en un país como México tienes que hacer milagros.
¿Qué fue lo que estudiaste en cine?
Yo estudié para dirigir, mi especialidad fue en estética visual, no sé si algún día lo haga, pero me encanta la composición visual de la fotografía.
¿Cómo fue que te enamoraste del cine?
Mucho tuvo que ver mi papá con su cámara Super 8, nos tomaba película cuando salíamos a la playa. Oír el sonido cuando la reproducía y verlo reflejado en una sábana era magia pura, me dije que me quería dedicar a eso. A mí me marcó la dificultad, porque en ese entonces si querías estudiar cine tenías que estudiar comunicación; estaba en chino entrar a una escuela de cine. Mi papá me dijo que primero estudiara para abogada y ya luego veíamos, ahí me di el primer balazo al pie porque no conseguí apoyo. Cuando me fui a estudiar a Estados Unidos tuve que trabajar ilegalmente de mesera para poder pagar la escuela porque tenía visa de estudiante. Por eso empecé a trabajar en producción, porque lo que me caía de chamba lo tomaba.
Originalmente querías hacer documentales, ¿por qué no los hiciste?
Con el documental pasaron cosas increíbles, recuerdo que una vez nos decomisaron todo el trabajo que teníamos hecho, ahí fue cuando dejé de hacer documental político. Cuando regresé a México quería ser mamá, pero no me quería empolvar. Fui a talleres de guión con Beatriz Novaro y a clases de apreciación cinematográfica con Carlos Bolado. Él me preguntaba por qué trabajaba en documental, y le dije que pensaba que los documentales podían cambiar la realidad, pero me dijo: “si quieres cambiar la realidad escribe ficción”, y tiene mucha razón porque los documentales van a nuestra parte racional y la ficción llega primero a las emociones. Desde entonces me la he pasado escribiendo.
¿Qué películas te marcaron?
Bambi, las de Kieslowski. No necesito a alguien para ir al cine, perderte en ese mundo maravilloso en el que estás en la oscuridad solo viendo la pantalla, eso es desde que era chiquita. Creo que es más necesario que nunca ir al cine porque viviendo con tantas distracciones, como el celular, los chavos quieren ver las películas en el teléfono, está muy padre lo del streaming pero no es lo mismo a ir a un lugar al que le dediques toda tu atención y estés en el aquí y ahora viendo esa película tan maravillosa.
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